Autor: Andrea Suárez
Dos miradas hechas costumbres
insistiendo con el vacío de nuestro hablar
revelando la poca satisfacción de nuestro temple
y lo iracundo que resultaba el no sentirnos,
una tenue esperanza rosaba mi mente
bajo la luz oscura de una habitación
irrumpí extrañamente en sus labios
sin gozo alguno de mi pena,
luchando razonablemente con el deseo
y con sentido, de algún modo figurado,
tratando de exhumar mi condición humana
ubicándola hacia el oriente
inyectando camino
y quién sabe,
quizá un día de estos
el sol alumbre frente a mis ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario